El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) obtiene en dichos instantes su peor embestida después de que fuera desterrado del poder tras perder las elecciones presidenciales y legislativas, el pasado 5 de julio, atravesando de esta forma una complicada y adversa situación que tuvo su cimiento en la separación interna de dicha organización después de la salida del expresidente Leonel Fernández, el que le abandonó dicha entidad política para conformar la Fuerza del Poblado (FP).
El vía crucis o calvario que ha comenzado a transitar el Partido de la Liberación Dominicana lo sitúa en un trance político altamente delicado, y dichos casos de corrupción que hoy lo zarandea y dominan la palestra pública, le pone más distante su objetivo y afán de recobrar la confianza que, sin lugar a dudas, ha perdido del electorado.
Y es peor para los intereses de renovación y recuperación de la credibilidad del PLD cuando las acusaciones de presuntos actos dolosos que habrían involucrado centenares de cientos de miles de pesos del erario, le ha andado bastante de cerca a la figura del expresidente Danilo Medina, ahora el exclusivo jefe de aquel partido, con el encarte en el expediente y apresamiento de 2 de sus hermanos.
Si bien esta crisis por la que atraviesa el partido morado no precisamente detendrá su proceso de reconstrucción interna, por medio del IX Congreso Ordinario José Joaquín Bidó Medina, al menos este serio problema judicial que lo “asalta” en el sendero va a ser, con toda estabilidad, una distracción y perturbación que afectará dentro y fuera de la parcela política que fundó el hoy extinto instructor Juan Bosch.